No siempre las causas de un desastre ambiental son accidentales o improvisas. En este caso por ejemplo ocurre todo lo contrario. Pensamos al mal que hacemos a nuestro planeta utilizando herbicidas químicos, fertilizantes artificiales, cloroflorocarbonos y muchos otros, que a lo largo de los años han afectado lentamente, y a veces de manera irreversible, la tierra.

Los efectos son incalculables. Sólo para dar algunos ejemplos: niveles altísimos de contaminación, especies de animales extinguidas, agujero de ozono ect..
Se denomina agujero de la capa de ozono, la zona de la atmósfera terrestre donde se producen reducciones anormales de la capa de ozono, fenómeno anual observado durante la primavera en las regiones polares y que es seguido de una recuperación durante el verano. Recientemente se descubrieron importantes reducción de las concentraciones de ozono en dicha capa, con especial incidencia en la zona de la Antártida. Las causas de la disminución de ozono en la estratosfera generaron temores por el futuro de la capa de ozono. Esta capa es de vital importancia para nosotros, ya que sirve para depurar el aire y sobretodo para filtrar los rayos ultravioletas procedentes del espacio. Sin ese filtro sobrevivir en la tierra sería imposible. Esta capa se ha visto dañada por diferentes motivos los cuales todos conocemos como aerosoles y todo tipo de contaminación. Pero últimamente se ha descubierto otro factor que perjudica la capa de ozono. De hecho desde los años ’70 los científicos se han preocupado por los efectos nocivos de ciertos clorofluorocarbonos. Estos compuestos se han utilizado como refrigerantes para acondicionadores de aire y refrigeradores, se utilizan en grandes cantidades para fabricar productos desechables, como vasos y platos, propelentes para aerosoles en lata, y disolventes para limpiar tarjetas de circuitos electrónicos. La mayor parte de los CFC que se usan en el comercio y la industria se arrojan a la atmósfera. La destrucción o adelgazamiento de la Capa de Ozono representa otra causa fondamental en el cambio climático global.

Por último, para terminar esta sección vamos a hablar del desastre más grave de la historia: el accidente nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986. Hay diferentes hipótesis sobre los autores del desastre, pero, sin duda el error umano es el que domina. La cantidad de material radiactivo liberado, que se estimó, fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945.

La explosión causó la muerte directa de 31 personas y la radiactividad emanada por el accidente llegó a diversos países europeos. La contaminación se repartió irregularmente dependiendo de las condiciones meteorológicas. Muchas personas fueron afectadas gravemente por la radiación. Los efectos sobre el ser humano son a muchos: malformaciones celebrales, como hidrocefalia y síndrome de Down; cáncer en la tiroides, sobre todo en los niños; disfunción del sistema circulatorio, por ejemplo la leucemia, ect... En las primeras semanas tras el accidente, dosis letales de radiación afectaron el ecosistema al alrededor de Cernóbil. Después del desastre, un área de 4 kilómetros cuadrados

de pinos en las cercanías del reactor adquirieron un color marrón dorado y murieron, adquiriendo el nombre de "Bosque Rojo".

Hoy la contaminación de Chernóbil se encuentra en el suelo, porque los elementos nocivos son absorbidos por las plantas y los hongos, ingresando, de esta forma, en la cadena alimenticia. 24 años después las restricciones siguen siendo aplicadas en la producción, transporte y consumo de comida contaminada por la radiación.